Por Moris Beracha / Especialista en mercados financieros y manejo de capitales
El gas natural está pasando a jugar un rol estelar en la matriz energética mundial porque siendo un hidrocarburo es considerado como una fuente limpia y no afronta las críticas tan negativas que sí carga su hermano el petróleo por las organizaciones ambientalistas.
Es por eso que consideramos que podrían continuar en auge como ha ocurrido en los últimos años apuntalados financieramente por los private equity, porque tienen la ventaja de que son generadores de energía con baja emisión de gases y en muchos casos con un acceso al dinero sin las trabas o demoras que tienen esquemas tradicionales como los préstamos bancarios, la emisión de títulos de renta fija o el aporte de capital por parte de los accionistas. En definitiva, estamos hablando de una apuesta a la innovación, la tecnología y, por supuesto, el riesgo tanto por las empresas gasíferas –sobre todo de shale gas– como de los private equity.
Un informe de la firma PWC resaltaba que el auge del shale prácticamente no hubiese sido posible sin los private equity porque la capacidad de respuesta es más rápida para agilizar un proyecto y el resultado ha sido significativo en impulsar al sector del gas natural en Estados Unidos ha estimulado, al punto que hoy es un país exportador.
Veamos cifras de la Agencia de Información de Energía de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés). Hasta 2006 la producción de gas natural en ese país crecía, pero en unos niveles muy bajos, insuficientes para cubrir la demanda o servir de sustituto para otras fuentes de energía al alcanzar un volumen diario por el orden de 63.000 millones de pies cúbicos/día. En el lapso de 10 años, que cerró en 2016, esa producción aumentó 40% para colocarse en 88.700 pies cúbicos diarios, principalmente por el repunte en los estados de Dakota del Norte y Ohio, y en menor escala en Oklahoma, Pennsylvania y West Virginia.
En términos de exportaciones, de nuevo con la data de la EIA, Estados Unidos ha pasado a jugar un rol fundamental en la oferta de gas natural porque más que triplicó sus despachos al exterior durante los mismos 10 años que estamos considerando, al elevar sus despachos de 1.983 millones a 6.398 millones de pies cúbicos.
No queremos detenernos en toda una explicación sobre producción y comercio de gas natural, pero sí destacamos ese crecimiento en tan corto tiempo que encontró en los private equity una herramienta fundamental para la obtención de recursos. Es por eso que si esa experiencia la pudiéramos replicar en otras partes del mundo –por ejemplo en Argentina, Brasil o Venezuela en América Latina con el potencial de reservas de gas que tienen esos países– no dudamos que podría ocurrir un fenómeno similar.
Los private equity, sin embargo, requieren de un entorno macroeconómico estable, seguridad jurídica y que la operación les permita trabajar porque el éxito en Estados Unidos involucra un fondo financiero privado que asumió el riesgo de invertir en proyectos de gas natural impulsado por particulares, un marco legal claro y la regulación apunta a favorecer a esas empresas, tanto para la obtención de financiamiento como para sus operaciones.
El futuro con precios bajos
El informe de PWC al que hago referencia reseña las opciones de inversión que han encontrado losprivate equity en los proyectos de shale, sean de gas natural o petróleo, focalizados en el uso de una tecnología conocida principalmente en inglés como frakking o fractura hidráulica, pero también en otros ámbitos del negocio de los hidrocarburos.
“Las necesidades de capital resultantes ofrecen oportunidades de inversión para cada riesgo dentro del sector de la energía: desde los emprendimientos hasta empresas que necesitan capital para crecer; desde proyectos que están expuestos a la variación propia del precio de los commodities a aquellos que solo están sujetos a aspectos macro, o activos de corto plazo que pueden verse alterados por una significativa volatilidad”, señala el reporte de PWC.
El estudio destaca cómo en los proyectos upstream –aguas arriba tanto en gas natural en petróleo– existe un bajo riesgo a la inversión por parte de los private equity siempre y cuando se ejecute en Estados Unidos, no así fuera de esa nación: “Las oportunidades de exploración en aguas profundas, de shale o en proyectos convencionales en Estados Unidos, se pueden realizar con un riesgo mínimo mientras que las inversiones en otras partes del mundo están dominadas por las grandes compañías petroleras”.
En el caso del gas natural un aspecto que beneficia la participación de los private equity está en los bajos precios en Estados Unidos, lo que abarata los costos de producción y eso resulta beneficioso para actividades de exploración, extracción y comercio, por eso compartimos totalmente lo que afirma la gente de PWC: “Los inversores están jugando a un largo ciclo con este commodity y el mercado cree que los precios del gas natural seguirán siendo bajos en el futuro previsible”.
Una ventaja que ofrece esta predicción es que pareciera que la volatilidad percibida en el mercado petrolero no la tiene el gas natural y eso hace factible prever mejor una rentabilidad o ganancia tanto en el corto como en el largo plazo.
No obstante, no todos los proyectos de gas natural generan el mismo interés para los private equity. En algunos casos pesa el nivel de riesgo dentro del propio Estados Unidos, como lo es el almacenamiento de gas porque los estudios indican que en esas situaciones se opta por la solidez de la empresa que está al frente de las operaciones.
“Algunos fondos se han interesado por el almacenamiento cuando las oportunidades involucran compañías con servicios completamente contratados, con un flujo de efectivo sólido, y están en una buena ubicación geográfica donde los tiempos de ciclo para inyectar y retirar gas natural son relativamente rápidos”, señala PWC.
Este artículo de opinión fue publicado originalmente en el sitio de Internet http://morisberacha.com/los-private-equity-precio-del-gas-natural/
PUBLICADO: 08 de febrero de 2018