La Asamblea Nacional, a petición de la Vicepresidencia Ejecutiva y el Ministerio del Petróleo, aprobó un acuerdo mediante el cual se aprueba la extensión geográfica de la división occidente de la empresa mixta Petroquiriquire, que es una sociedad en la cual Petróleos de Venezuela (PDVSA) tiene 60% y el restante 40% corresponde a la española Repsol.
La decisión en cuestión implica que dos campos que eran parte del esfuerzo propio de PDVSA como son La Ceiba y Tomoporo ahora pasaron directamente a Petroquiriquire, están bajo el control gerencial de Repsol, la cual devengará 40% de las ganancias que se obtengan por la producción de estas dos áreas, ubicadas en el estado Trujillo, en la margen oriental del lago de Maracaibo.
El detalle de esta aprobación es que forma parte del Plan de Reestructuración que se elaboró a inicios de 2020 como parte del trabajo que promovió la Comisión Presidencial para la Defensa, Reestructuración y Reorganización de la Industria Petrolera Nacional Alí Rodríguez Araque, presidida por Tareck El Aissami antes de ser designado ministro del Petróleo.
A mediados de ese año, cuando el presidente Nicolás Maduro removió al mayor Manuel Quevedo del doble cargo que ejercía: titular del Petróleo y presidente de PDSVA, optó por designar en cada posición a El Aissami y Asdrúbal Chávez. En ese momento se planteó que la opción para La Ceiba y Tomoporo era optar por la figura de Acuerdos de Servicio Conjunto (ASC), que no implicaba la cesión o venta de participación como es el caso de una empresa mixta sino una especie de convenio operativo.
“El hecho que en la Ley Orgánica de Hidrocarburos no aparezca los ASC ha impedido que empresas internacionales e incluso nacionales acepten ese tipo de convenio y más en un contexto de sanciones y con los incumplimientos de pago en los que viene incurriendo PDVSA”, comenta un abogado vinculado a la negociación con la empresa española. “A finales del año pasado se impuso el pragmatismo y se tomó en consideración que la empresa que mejor puede sacarle provecho a La Ceiba y Tomoporo es Repsol a través de las operaciones de Petroquiriquire en el occidente”, agregó.
En España se ha mencionado que la adquisición por parte de Repsol del 40% de estos campos ha implicado un desembolso por el orden de 1.590 millones de euros y el beneficio está en el potencial de producción por el orden de 20.000 barriles diarios, que se utilizarían para cancelar la deuda que tiene PDVSA con la corporación española.
En el plan que se fijó PDVSA a través de los ASC con estos campos se planteaba una necesidad de financiamiento que sumaba los 330 millones de dólares para alcanzar unos niveles de producción por el orden de 30.000 barriles diarios.
Repsol tanto en Madrid como en Caracas mantiene hermetismo con respecto al tipo de autorización que tiene por parte del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos para mantener sus operaciones en Venezuela y sus acuerdos con PDVSA. Se insiste que cuenta con una autorización específica otorgada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) en caso que el próximo 31 de mayo cese definitivamente los permisos que otorga la Licencia General Nº44A.
La transacción realizada con La Ceiba y Tomoporo por parte de PDVSA ha pasado a ser considerada como “una manera de privatización” por parte de analistas del sector energético y personas que se les considera parte del “chavismo disidente”, marcadas por la nostalgia del nacionalismo estatista que dominó el discurso petrolero del presidente Hugo Chávez.
La decisión a favor de Repsol tampoco escapa a comentarios vinculados y a la relación entre España y Venezuela. “La gestión del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero dio sus frutos porque ya Pedro Sánchez reconoció al presidente Maduro desde el momento que se designaron los respectivos embajadores en Madrid y Caracas”, dijo una fuente oficial.
PUBLICADO: 20 de mayo de 2024