Uno de los tantos problemas que ahora afronta el nuevo ministro de Petróleo y presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA) desde enero pasado, Pedro Ramón Tellechea, es la imposibilidad de lograr que expertos que ya están fuera de la industria sobre todo en el país e incluso en el exterior acepten alguna posición y dentro de la propia corporación existe temor por las presuntas auditorias o investigaciones que se abran.
La opción en las presidencias o gerencias sectoriales ha sido optar por funcionarios militares que acatan la orden de ser cambiados de una posición a otra y esa ha sido parte de la practica también en la compañía. Un aspecto que ha cambiado –sobre todo por parte de los familiares de las personas que asumen cargos gerenciales- es la desaparición del orgullo del ascenso y lo que predomina es el temor de verse señalados o envueltos en situaciones similares que han marcado a la industria de los hidrocarburos en Venezuela en los últimos 10 años.
El presidente Nicolás Maduro cumplió una década en el poder, prácticamente todos sus ministros de Petróleo y/o presidentes de PDVSA no han escapado a una detención y/o investigación por parte la fiscalía general de la Republica sin que la misma se haya comprobado o los cargos que se imputan por presuntas irregularidades en las exportaciones de petróleo hayan sido levantados.
Todo termina en la Fiscalía
En 2013, Maduro aceptó mantener a Rafael Ramírez en el doble cargo que venía ejerciendo después del paro petrolero de 2002 y 2003 con el presidente Hugo Chávez, pero esa posición la mantuvo hasta septiembre de 2014 cuando pasó a ser ministro de Relaciones Exteriores por apenas tres meses y luego embajador de Venezuela en Naciones Unidas hasta diciembre de 2017. Un mes después -enero de 2018- recibió la acusación del fiscal Tarek William Saab de estar incurso en presuntos hechos de corrupción en PDVSA.
Maduro optó en 2014 por eliminar la política de Chávez de tener a una misma persona en el doble cargo: designó a Asdrúbal Chávez como ministro y a Eulogio del Pino como presidente de la estatal. Ambos se desempeñaron como vicepresidentes de Comercio y Suministro y de Exploración y Producción de PDVSA, respectivamente, durante la última parte de la gestión de Ramírez.
Del Pino estuvo en la presidencia de PDVSA hasta agosto de 2015 cuando es nombrado ministro, debido a que Chávez fue incorporado a la lista de diputados del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) para las elecciones parlamentarias de ese año.
Maduro siguió optando por la política de personas distintas en las dos posiciones más importantes del sector de hidrocarburos y opta por una suerte de enroque con Del Pino al asignarle la responsabilidad de ministro y ordena el regreso a Venezuela del ingeniero Nelson Martínez, para ese momento presidente de Citgo, con el fin de que asuma la presidencia de PDVSA.
Se llega a agosto de 2017, ocurren las detenciones de ejecutivos de Citgo en la propia sede de PDVSA en Caracas, y dentro de esa acción se incluyen a Del Pino y Martínez. El primero aún está detenido y se le imputan los delitos de peculado doloso y obstrucción a la libertad de comercio, daños por omisión a la industria petrolera con siniestro y agavillamiento mientras que al segundo fue acusado de cargos similares pero falleció preso un año después. Eso fue cuando el fiscal Saab hablo del “maquillaje” en las cifras de producción petrolera.
En noviembre de ese 2017 aparece en escena el mayor general Manuel Quevedo con el doble cargo y hasta el momento no ha recibido ninguna imputación por su gestión de titular del Petróleo y presidente de PDVSA pese a llevar la producción a un mínimo de 392.000 barriles diarios en junio de 2020. En cambio, Quevedo figura en la historia de la sede de PDVSA por haber ordenado que se oficiara una misa para rogarle a Dios porque ocurriera “el milagro” de elevar la producción de petróleo.
Maduro lo destituyó justo cuando el volumen de extracción de crudo alcanzó el más bajo nivel y en plena pandemia del COVID-19, pero lo premió al pasar a formar parte de la lista de diputados del PSUV por el estado Zulia en los comicios legislativos de diciembre de 2020.
A principios de ese año, Quevedo tuvo que aceptar que le impusieran las decisiones de la Comisión Presidencial para la Defensa, Reestructuración y. Reorganización de la Industria Petrolera Nacional Alí Rodríguez Araque, encabezada por Tareck El Aissami y Asdrúbal Chávez, quienes posteriormente fueron nombrados como ministro y presidente de PDVSA, respectivamente.
Chávez fue removido en enero de 2023 y sustituido por Pedro Ramon Tellechea, quien en su primera semana de gestión ordenó paralizar los contratos de exportaciones hacia el continente asiático por las inconsistencias en los pagos. Hasta el momento no hay imputación contra él y dentro de PSUV se asegura que obedece a su vínculo con la familia del presidente Chávez.
A principios de marzo El Aissami renunció, pero hasta el momento todas las acciones de la Fiscalía evitan cualquier referencia de este organismo sobre su vinculación por las cuentas incobrables por exportaciones de crudo.
La gestión de la dupla El Aissami-Chavez se anota haber frenado la caída de la producción y haberla elevado en casi 80% para ponerla cercana a los 700.000 barriles por día en un contexto de sanciones impuestas por Estados Unidos.
PUBLICADO: 25 de abril de 2023