
Martínez Nucete: “Vale preguntarse: ¿Es un golpe duro para Maduro o nos estamos metiendo en una especie de caja de Pandora, donde todo puede terminar siendo peor”
Por Andrés Rojas Jiménez
Leopoldo Martínez es un abogado venezolano y fue diputado en la Asamblea Nacional. Emigró, se nacionalizó como ciudadano estadounidense y forma parte del Comité Nacional de Partido Demócrata en Estados Unidos. Es obvio que tiene una postura que adversa al presidente Donald Trump y crítica las dos medidas recientes que involucran a Venezuela: la revocatoria del Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) para los migrantes venezolanos y la decisión de dar un plazo hasta el próximo 3 de abril para que la compañía Chevron cese sus operaciones en las empresas mixtas en las que tiene participación minoritaria con Petróleos de Venezuela (PDVSA).
En su cuenta en la red social X @lecumberry, se pronunció en contra de la Licencia General 41A de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro, posición que le ha valido defensores y detractores sobre todo en la comunidad venezolana-estadounidense.
-Donald Trump, en el corto tiempo que lleva como presidente en su segundo gobierno, cada vez que se refiere a las medidas que está adoptando dice que está corrigiendo los errores de la administración de Joe Biden, argumento que también usa para explicar la Licencia General 41A. ¿Es un regreso a la política de máxima presión que adoptó en su primer gobierno para propiciar un cambio político en Venezuela?
-Lo primero que hay que decir es que la revocatoria de la licencia de Chevron, y quién sabe si alguna otra de las que fueron otorgadas en los últimos dos años, como los llamados comfort letters o cartas de conformidad, bajo las cuales venían operando empresas europeas y que no están sujetas a la necesidad de licencia, podrían sí estarlo a una política de sanciones secundarias.
Todo esto está ocurriendo dentro de una gran incertidumbre porque lo cierto es que la primera aproximación de la administración Trump iba en una dirección 180 grados distinta a esta última decisión. Incluso, cuando Richard Grenell, comisionado Presidencial para Misiones Especiales, viajó a Caracas a buscar a los seis estadounidenses que se encontraban detenidos injustamente en Venezuela, no tocó ningún tema relativo a la transición hacia la democracia, y solo se enfocó en las deportaciones de los venezolanos. En ese momento dije que se estaba rompiendo el consenso bipartidista sobre la situación en Venezuela.
-¿Por qué?
-Por un lado, porque las negociaciones y los acercamientos bilaterales con (Nicolás) Maduro no se inscribían dentro de una política de construcción democrática y, por el otro lado, por el trato humano de los inmigrantes. Luego se produjo este giro, que yo creo que tiene que ver con dinámicas internas de la coalición que sostiene al presidente Trump. A raíz de las declaraciones de Grenell, en las que dijo que la política de Trump no era la de cambio de régimen en Venezuela, sino sencillamente construir una nueva relación.
Como sucede en política, creo que fue más allá de lo que políticamente podía decir y produjo una reacción claramente esperada desde el Departamento de Estado con Marco Rubio como secretario de esa oficina y, por supuesto, de la fracción de representantes del Partido Republicano del estado de Florida, que tiene en su discurso el tema de Venezuela.
Por tanto, no estoy seguro de que haya una política con respecto a lo que vaya a suceder y sí se regresará a la máxima presión de 2019. Creo más bien que hubo una reacción frente a lo que dijo Grenell, que quizás excedió y tocó fibras que venían esperando el momento para que el presidente Trump prestara atención a consideraciones de orden político.
Trump navega por la necesidad de aprobar un paquete legislativo que tiene que ver con el presupuesto y con la política fiscal, que es su verdadera gran prioridad en este momento de cara a estos dos años de legislatura. En la Cámara de Representantes, la mayoría republicana es estrecha porque se reduce a cuatro votos, de los cuales podrían terminar siendo solo tres porque uno de esos votos es la congresista Elise Stefanik, quien fue nombrada como embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas y le corresponde abandonar la Cámara.
Casualmente, la delegación de Florida, no solamente son los tres votos de María Elvira Salazar, Carlos Jiménez y Mario Díaz-Balart, sino que puede incluir votos adicionales en apoyo a cualquier posición de negociación que estén buscando preservar una narrativa política para la audiencia del sureste de la Florida, sumamente sensible a lo que pueda pasar con respecto a Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros temas difíciles de América Latina. No es fácil concluir qué va a pasar.
-Esos tres legisladores que mencionó en su mensaje en la red social X dijo que tuvieron influencia para lograr la Licencia General 41A. ¿Había incomodidad de ellos con lo expresado por Grenell?
-Como dije, creo que las declaraciones fueron un poco más allá de lo que era tolerable para ellos y se dieron en el medio de una crisis muy grande que se ha produjo a raíz de la revocatoria del TPS para los venezolanos. El nivel de crispación e irritación que hay por esa medida en el sureste de la Florida es importante porque estamos hablando de una población que se aproxima casi a los 400.000 migrantes venezolanos que se encuentran protegidos por ese estatus migratorio temporal.
Son personas que están sumamente asimiladas a la economía de los Estados Unidos y no están vinculadas en lo absoluto al crimen o a la delincuencia. Son familias que tienen a sus hijos en las escuelas, son parte de la comunidad, tienen un pequeño negocio, han comprado o arrendado la propiedad donde viven en Florida o en Texas. Tienen mucho afecto de la comunidad, no solamente de los ciudadanos estadounidenses de origen venezolano, sino de toda la comunidad latina en el país y en la Florida en particular. Creo que esa decisión estaba llevando a estos tres legisladores a unas aguas difíciles de navegar. Adicionalmente, me atrevería a afirmar que también jugó un papel clave la secretaria de Gabinete del presidente Trump, Susie Wiles, quien es una mujer de la Florida.
-¿Estos legisladores pudieron amenazar con no votar el presupuesto?
-Más que una amenaza a decir que no votarían el presupuesto. Las declaraciones de Grenell abrieron un punto de entrada o de conversación a la jefa de Gabinete, cuyo trabajo es que las cosas que el presidente quiere hacer se hagan; y le debe haber dicho algo en esa dirección. Lo deleznable de todo esto, es que los legisladores de la Florida y quienes orquestaron esta medida, se plantearon la alternativa entre escoger restablecer el TPS y la revocatoria de la licencia de Chevron. Es cruel e irresponsable haber escogido la revocatoria de la licencia de Chevron en el marco de una incertidumbre completa o absoluta sobre cuál es la verdadera política que se tiene y cuál es el camino para una construcción democrática en Venezuela.
-¿Cuáles eran los efectos de debían tomar en cuenta en cada una de esas medidas?
-Como dije anteriormente porque expone a la deportación a más de 400.000 venezolanos de buena voluntad que se encuentran acá en Estados Unidos. En cambio, el efecto de la eliminación de la licencia a Chevron es claro y obvio por el impacto en la economía venezolana. A mí me causa un poco de espíritu crítico cuando escucho a aquellos que dicen que el problema de Venezuela en lo económico no es resultado de las sanciones.
Está claro que el problema económico de Venezuela es el resultado de un acumulado de más de dos décadas de desaciertos en el manejo de la economía, la destrucción de la confianza, la erosión del Estado de Derecho y de las condiciones para que el sector privado pueda operar, pero obviamente las sanciones económicas también se convierten en una causa concurrente al problema económico.
-¿Qué responde a la posición que tienen muchos venezolanos, como es su caso, que también tienen la nacionalidad estadounidense, pero simpatizan o votaron por el presidente Trump y aplauden la revocatoria de la licencia a Chevron porque lo perciben como la medida que propiciará un cambio político en Venezuela?
-Eso es una fantasía. También hay voceros importantes de la oposición política venezolana que le hacen eco a ese planteamiento, pero fíjate que eso no ocurrió entre los años 2019 y 2022, y más bien se dio todo lo contrario y afianzó al gobierno de Maduro. Tampoco eso ha ocurrido en otros países que han tenido por muchos más años de sanciones económicas de parte de los Estados Unidos para promover cambio de régimen.
Por tanto, yo planteo dos interrogantes, que puse en mi mensaje en X. La primera, ¿cuál es el impacto de esta medida sobre la economía privada venezolana? En el pasado no ha sido tanto el régimen el que ha resultado impactado, como sí la sociedad civil venezolana, el ciudadano común y el sector privado. Si se analiza el diseño de la licencia Chevron, nunca había habido una situación en la cual una multinacional del petróleo, en este caso una empresa de Estados Unidos, que operara con términos tan beneficiosos, con tanta laxitud y margen financiero como se encontraba operando Chevron en Venezuela.
-El argumento de quienes apoyan la revocatoria es que ese dinero de Chevron iba para Nicolás Maduro.
-El flujo de divisas generado por la actividad petrolera venezolana vinculada con esta empresa estaba circulando directamente a través del sector privado y no del Banco Central de Venezuela como ocurrió con Chevron. Por tanto, si había un sector en Venezuela a quien estaba favoreciendo más la irrigación de los efectos de la presencia de Chevron en el país, ese era al sector privado productivo que queda y que se ha mantenido resiliente y sin el cual es imposible pensar en una reconstrucción del país, una viabilización del retorno a una democracia y a una sociedad más próspera.
-Mencionó que se planteó dos interrogantes. ¿Cuál es la segunda?
-Desde la perspectiva estadounidense, ¿quién va a sustituir a Chevron?
-En el mensaje en X dijo que serían Rusia o China y eso está en línea con lo expresado hace un par de semanas por el presidente de Chevron, Mike Wirth.
-Puede ser Rusia o China, o una combinación de actores de distante naturaleza. Las cosas en Venezuela no quiebran, como algunos esperan en el corto plazo. El camino hacia la democracia, una economía de mercado y el encontrarnos con una sociedad más próspera, se dificulta. Yo creo que hay que hacer una reflexión estratégica sobre esto, tanto desde la perspectiva de los intereses estratégicos de Estados Unidos y su influencia en el futuro de Venezuela, como desde la perspectiva de otro bastión fundamental para la reconstrucción y la búsqueda de una alternativa democrática en el país como es el sector privado productivo de Venezuela.
Creo que nadie quiere hablar de esto porque las pasiones dominan, pero yo agregué en el mensaje en X sobre el venezolano que queda en el país, de ese sector privado conectado a esa irrigación de beneficios y de las posibilidades económicas a quien podrían írsele de las manos las oportunidades que ha venido laborando y resilientemente construyendo en los últimos años.
Por otro lado, está ese inmenso contingente de venezolanos que podría perder un estatus migratorio y que está remesando dinero a sus familiares. En ausencia de una política, la revocatoria de la licencia a Chevron está colocada en el vacío de una estrategia y puede ser algo terrible. Aunque produzca pasiones y le genere a mucha gente emoción y simpatía, vale preguntarse: ¿Es un golpe duro para Maduro o nos estamos metiendo en una especie de caja de Pandora, donde todo puede terminar siendo peor para la causa democrática, la construcción de una sociedad donde tenga espacio el sector privado, el cual es fundamental en una democracia y en una sociedad próspera?
Esta entrevista fue publicada originalmente en el portal Bitácora Económica https://bitacoraeconomica.com/la-revocatoria-de-la-licencia-a-chevron-pu...
PUBLICADO: 10 de marzo de 2025