La herencia del mayor general Manuel Quevedo al frente del Ministerio de Petróleo y PDVSA no podía ser más nefasta: una producción mínima de 392.000 barriles por día, exportaciones por debajo de 400.000 barriles diarios y una caída de 79% en el volumen de extracción de crudo de (más de 1,4 millones de barriles diarios en dos años y medio de gestión.
Ni siquiera con una misa que el militar convocó en julio de 2018 en las instalaciones de PDVSA sirvió para que aumentara la producción pese a todas las plegarias que expresó el sacerdote Pablo Urquiaga, párroco de la iglesia La Resurrección del Señor en Caricuao y uno de los religiosos de la Iglesia Católica más vinculados con el chavismo.
A principios de 2020, el presidente Nicolás Maduro designó a Tareck El Aissami como presidente de la Comisión de Recuperación, Reestructuración y Rescate de la Industria Petrolera, a la que se le puso el nombre del ex ministro de Petróleo y ex secretario general de la OPEP, Alí Rodríguez Araque.
Luego a mediados de 2020, El Aissami fue nombrado titular de la cartera de Petróleo y para la presidencia de PDVSA se designó a Asdrúbal Chávez.
En 18 meses de gestión, la dupla conformada por El Aissami y Chávez –aún con sus diferencias- ha logrado más que duplicar la producción –un alza de 110%- para ubicarla en 824.000 barriles por día al cierre de noviembre mientras que el volumen de exportación ha logrado una recuperación que en determinados momentos ha llegado a ser superior a 85% con respecto al mínimo que descendió en 2020.
PUBLICADO: 20 de diciembre de 2021