El peruano Javier La Rosa es el presidente de Chevron Venezuela desde junio de 2018 y es una de las piezas clave para que se mantengan las buenas relaciones con el gobierno de Nicolás Maduro, siempre hilando muy fino para no violar las sanciones establecidas por el gobierno de Estados Unidos contra Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Si bien por momentos pareció que La Rosa fue nombrado para preparar el terreno que llevaría al cierre de operaciones de Chevron en Venezuela, su deseo no es otro sino retomar el liderazgo norteamericano sobre la centenaria industria petrolera venezolana como se logró a principios del siglo XX, reduciendo a un segundo lugar a los británicos, pero ahora minimizando a chinos, rusos y europeos.
Para La Rosa la situación es mejor con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca. De allí que cobren fuerza las estimaciones de que si se logra la flexibilización o levantamiento de las restricciones a las medidas financieras o comerciales contra PDVSA, la producción conjunta en las empresas mixtas en las que Chevron tiene participación podría elevarse a niveles de 850.000 barriles diarios, según indican expertos del área. Algunos lo llaman el Plan La Rosa pero se insiste en que tode dependerá de la decisión final que salga de la Casa Blanca.
“La Rosa recuerda en parte a lo que eran los deseos de Alí Moshiri cuando logró convencer a la casa matriz que no era bueno irse de Venezuela cuando las estatizaciones de Hugo Chávez en 2007, que llevaron a la partida de Exxon Mobil y ConocoPhillips”, dijo una fuente del sector conocedor de la evolución de esta compañía.
Asegura que en los argumentos de Chevron ya se da por descontado que no hay que convencer al Departamento de Estado y a la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) de seguir en Venezuela. Eso se da por descontado. “Ahora el lobby que se hace ante la administración Biden apunta a borrar paulatinamente las sanciones y expandir su negocio”, comenta la fuente
Indica que ninguna empresa quiere la Ley Antibloqueo, pero en cambio sí una modificación de la Ley Orgánica de Hidrocarburos y de los contratos de empresas mixtas. Mucha transparencia y nada de confidencialidad.
Sin embargo, por el momento cualquier conversación y negociación, tanto en Washington como en Caracas, deben hacerse con prudencia y discreción, mientras que por el lado de Chevron se insiste que cualquier actuación en Venezuela debe hacerse apegada a la decisiones que adopte el Gobierno de los Estados Unidos.
PUBLICADO: 08 de marzo de 2021