El proyecto de producción de gas natural costa afuera llevado adelante por la empresa Cardón IV, un consorcio en partes iguales entre las transnacionales Repsol de España y ENI de Italia, que frenó su plan de expansión y ambas compañías optaron por excluir esta operación de sus balances para evitar que las cantidades que les debe Petróleos de Venezuela (PDVSA) agraven sus cifras contables y sus resultados financieros.
A criterio del economista Francisco Monaldi, director del Programa de Energía para América Latina del Instituto Baker en la Universidad Rice en Houston, debe procederse a corregir las tarifas que PDVSA le paga a Cardón IV y a su vez que la empresa estatal comience a pagar su deuda o permita a estas empresas exportar gas natural.
“El único éxito de la política de hidrocarburos de los últimos 20 años, que ha sido desastrosa, fue que se descubrió gas natural en Paraguaná pero Repsol y ENI no han podido recuperar la inversión que hicieron en el proyecto de Cardón IV, que ha sido expropiada regulatoriamente”, afirmó Monaldi. “En Venezuela hemos tratado al gas natural como el primo pobre del petróleo; y en buena parte por un problema de precios internos pero también la estructura institucional que no facilitó el desarrollo de los proyectos de gas”, añadió.
Cardón IV debería estar produciendo en 2020 un volumen de 890 millones de pies cúbicos diarios del campo Perla, pero desde el año 2016 se estancó su producción en no más de 510 millones de pies cúbicos-día justamente por la indefinición de PDVSA en el pago de gas natural para el mercado interno y la situación se agravó a partir de 2017 y luego en 2019 por efecto de las sanciones que impuso el gobierno de Estados Unidos al sector petrolero venezolano. Incluso, el plan de ENI y Repsol era que durante 2021 se alcanzará un nivel de producción por el orden de 1.600 millones de pies cúbicos por día que se planteó alcanzar en el año 2021.
Monaldi también señaló que el problema de tarifas en el mercado interno hace complicado que alguna empresa privada pueda importar GLP (gas licuado de petróleo) –aprovechando la licencia o permiso que otorgó el gobierno estadounidense- para cubrir el déficit de combustible que demandan los hogares venezolanos justamente porque los precios congelados están por debajo de las referencias internacionales regidas por condiciones de mercado.
“No había una sanción específica para importar GLP ea Venezuela y lo que se anunció es porque el gobierno de los EEUU quiere dejar claro que no hay obstáculos y están autorizadas las empresas para importar este combustible”, dijo Monaldi. “No queda muy claro si esa importación la hará el Estado venezolano, que es lo que pareciera que ocurrirá, porque nadie en el sector privado se arriesgará a importar cantidades significativas de GLP con los precios que se cobran”, añadió.
Advirtió que la licencia impide a PDVSA recurrir a canjes o intercambios de crudo por GLP lo que complica la adquisición de gas propano que demandan cerca de 90% de los hogares de Venezuela.
Cambios institucionales
Monaldi durante su intervención en una conferencia organizada por el Observatorio Venezolano de Finanzas señaló que “sin una transición política a una estructura con bases institucionales, medianamente sólidas, Venezuela no va a volver a despegar, y por su puesto pude haber rebotes. Este año, por ejemplo, el precio del petróleo ha subido muchísimo y eso podrá dar un cierto crecimiento de la actividad económica, simplemente porque en Venezuela la actividad económica tiene que ver con las importaciones, eso puede ayudar a que haya cierto crecimiento pero nada sostenible ni que haga que el país se recupere”.
Consideró indispensable, además, que Venezuela dé los pasos necesarios para reinsertarse en la economía mundial, pero aclaró que “eso no va a ocurrir mientras que la comunidad internacional considere que en Venezuela hay una dictadura que no respeta ni los derechos más básicos de los venezolanos ni las reglas democráticas”. Señaló que “Venezuela requiere un paquete de ayuda humanitaria internacional, porque está en la categoría de catástrofe, pero eso no va ser posible sin una resolución política de lo que está pasando en Venezuela”, la cual es vital para poder dar otros pasos como reestructurar su deuda externa, dejar atrás las sanciones y atraer capitales privados.
Con respecto al rol del petróleo a la raíz de la transición energética, dijo Monaldi que es incierto predecir qué rápidamente ocurrirá este cambio o cuáles serían los efectos sobre la demanda de petróleo y carbón o cuál va ser el rol del gas después de la transición; pero sí está convencido que las políticas climáticas han influido sobre los inversionistas, quienes ya no apuestan por inversiones en el sector a largo plazo.
De hecho se estima que existe una ventana de oportunidad para que Venezuela explote su petróleo, pero no será mayor a 30 años y hay que tomar en cuenta que las ganancias de la explotación petrolera cada vez serán menores.
Aseguró el economista que Venezuela podría incrementar su producción con proyectos de inversiones modestos. Inversiones en áreas que haya la posibilidad de reducir las emisiones y con costos competitivos. “Venezuela tiene condiciones para tener un costo medio y eso no es muy común”.
También consideró que es necesario resolver el tema de subsidios de combustible en Venezuela y garantizar la seguridad en zonas petroleras y servicios básicos eficientes para atraer el capital humano; pero sobre todo es importante “dejar de ver al petróleo como un recurso que todo el mundo nos quiere quitar, para poder aprovechar esa ventana de oportunidad y no seguir con un sector minúsculo y empobrecido”.
PUBLICADO: 21 de julio de 2021