El Mundo de la Energía
Domingo 23 Marzo 2025 07:55:12 AM

Francisco Monaldi: “EE.UU. va a ponerse a manejar el precio del petróleo con los sauditas y los rusos”

Monaldi: “¿Qué tanto va a poder PDVSA importar diluyentes sin la licencia de Chevron?” (Foto Universidad Rice) 

Andrés Rojas Jiménez

El inicio del segundo gobierno de Donald Trump en Estados Unidos no podía escapar de convertirse en el foco de atención del CERA Week, una de las conferencias del sector energético más importante del mundo. No en vano ocurre en la ciudad de Houston impulsada por una de las organizaciones de consultoría más relevantes en esta área como es el Cambridge Energy Research Associates, más conocido entre expertos como el CERA, por sus siglas.
Era imposible que este evento no escapara a la euforia que genera la frase: ¡Drill, baby, drill! (¡Perfora, bebe, perfora!), que en el pasado marcó el apoyo del Partido Republicano al sector de los hidrocarburos y que en 2024 se convirtió en lema de la campaña electoral de Trump para reflejar su apoyo decidido a la actividad petrolera y gasífera, pero también su animadversión a las energías renovables.
El economista venezolano Francisco Monaldi, director del Programa de Energía para América Latina del Instituto Baker de la Universidad Rice en Houston, estuvo entre los asistentes. Se refiere al viraje de 180 grados que tuvieron las discusiones del CERA Week, a las contradicciones que tiene la política petrolera de Trump y los riesgos que afronta Venezuela si se pierde lo que sus colegas en su país bautizaron como el “Efecto Chevron”.

-¿El foco de las discusiones que se dieron en el CERA Week estuvieron muy marcadas por lo que es la orientación energética que está teniendo el mundo con la llegada de Donald Trump?

-El tono de la conferencia tuvo que ver en buena parte con la llegada de Donald Trump al poder y las implicaciones que va a tener sobre la política energética en el mundo y sobre la política económica en general. De hecho, hay un elemento que se monta en eso, pero que ya venía ocurriendo, como es el impresionante cambio de énfasis con respecto a ediciones anteriores del CERA Week, en las que el foco estuvo en la transición energética, qué tan rápido iba a ocurrir y cuáles iban a ser las nuevas energías.
Esta vez diría que el énfasis estuvo en la vuelta a los hidrocarburos y un rechazo a la idea de que la transición es tan rápida como se planteaba anteriormente, incluso algunos combustibles perdieron muchísimo énfasis, como por ejemplo el hidrógeno. En cambio, un tema al que se le dio una gigantesca importancia fue a la inteligencia artificial y cómo va a impactar a la propia industria y la manera de hacer las cosas. Pero lo más importante es que va a incrementar tremendamente la demanda de electricidad y, por tanto, eso tiene implicaciones en toda la cadena de la energía. Y, en particular, pareciera prometer un mayor uso del gas natural del que se tenía previsto.
En términos de cambios, uno de los más notables fue ver al ministro de Energía de los Emiratos Árabes Unidos (Suhail Mohammed Faraj Al Mazroui), quien presidió la COP 28 (Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se realizó en Dubái en 2023). En aquel momento era un paladín de la transición energética y ahora más bien usó el término ‘Make Energy Great Again’ (Hagamos que la energía sea grandiosa otra vez), básicamente parafraseando a Donald Trump y montándose en el tren de quienes otorgan menor énfasis a las energías renovables. Así que en la CERA Week 2025 fue muy notable el cambio de 180 grados.

-¿Esto puede tener implicaciones en los planes de inversión que se estén planteando muchas compañías del sector, que habían incluso cambiado de denominación de ser empresas petroleras a energéticas, apuntando hacia energías renovables?

-Yo creo que sí. No por lo que pasó esa semana de la energía, sino como reflejo de lo que está ocurriendo mundialmente. Un caso quizás notable es el de la británica BP, que en ediciones anteriores era símbolo de una empresa que se había reinventado y que ya no era solo petrolera porque estaba haciendo cambios muy agresivos en términos de la redirección de sus inversiones hacia energías renovables. En esta ocasión su presidente, Murray Auchincloss, enfatizó en todos los proyectos petroleros que tienen y cómo van a lograr mayor rentabilidad enfocándose en el petróleo. Ese es quizás el cambio más simbólico, pero también se pudo ver a través de los discursos de otros presidentes de empresas que también se enfocaron en hidrocarburos.

-¿Fue el único tema que dominó la agenda del CERA Week?

-También se habló sobre la preocupación que existe por la volatilidad en la política económica de Estados Unidos y cómo eso puede llevar a una recesión, expresada típicamente por académicos, pero también por especialistas que trabajan en el tema de políticas públicas y de soslayo por los presidentes de empresas.
También hay preocupación sobre el tema de los aranceles y cómo este tipo de medidas puede destruir las cadenas de valor del sector energético. En general, te diría que, por un lado, había cierto entusiasmo y optimismo por tener un presidente (como Trump) que apoya al sector hidrocarburos; pero, por el otro lado, existe una gran preocupación sobre los efectos de la política económica y sobre lo que puede estar pasando en la geopolítica mundial por el debilitamiento de la relación entre Estados Unidos y Europa.

La ilógica económica de Trump

-¿No es como contradictorio que el presidente Trump, por un lado, apunte a la necesidad de precios bajos del petróleo y al mismo tiempo apoye la producción del shale oil (petróleo en lutitas), que siempre se ha dicho que necesita de altos precios para ser rentable?

-Ese un tema bien interesante porque el secretario de Energía, Chris Wright, quien fue el primero que habló en CERA Week, trató de enfatizar la lógica que le ha puesto Trump, referida a que se van a producir muchos más hidrocarburos en Estados Unidos porque van a quitar todas las restricciones regulatorias que los demócratas habían impuesto y eso va a llevar a una caída de los precios de la energía.
Esos dos objetivos o propósitos de la administración Trump son contradictorios porque la producción de shale ha subido muchísimo en los últimos años, incluyendo durante la administración de Joe Biden, a pesar de que sí se tomaron algunas políticas que pudieron afectar la velocidad del desarrollo de ese sector. Pero una cosa que sí se notó en el CERA Week es como las empresas especializadas en shale reconocieron que la producción difícilmente se va a incrementar como en el pasado.
Eso no tiene nada que ver con las políticas, sino con dos variables: la primera, que si los precios no son suficientemente altos, eso claramente va a impactar a la industria; y la segunda, el hecho geológico de que ya se han desarrollado las mejores áreas de ese tipo de petróleo y lo que va quedando son áreas menos productivas. Por tanto, no se puede subir la producción a la misma velocidad.
Existe un optimismo grande con la posibilidad de que Estados Unidos realmente suba la producción como quiere el presidente Trump, pero surge la pregunta:¿Qué cosas va a hacer la administración Trump para tratar de bajar el precio del petróleo? En ese sentido, están elementos como la posibilidad de un arreglo con Rusia y que se le levanten las sanciones, aunque eso no traería tantos barriles al mercado, pero algún impacto podría tener en la reducción del precio. El otro elemento es la presión que el presidente de Estados Unidos pueda hacer sobre Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos para que produzcan más, dado que tienen capacidad ociosa.

-Trump anunció que los aranceles también tocarían al sector petrolero por las importaciones de crudo de Canadá y México. ¿Por qué esa medida? ¿Cuál es la lógica detrás de los aranceles si esos países representan buena parte del crudo importado por Estados Unidos? 

-Es muy difícil encontrar la lógica económica. En primer lugar, si se importa menos petróleo de Canadá, vemos que Estados Unidos no produce ese tipo de petróleo. Entonces, no es que los aranceles van a incentivar una mayor producción en Estados Unidos. O sea, que por ese lado no va la cosa.
En el caso de México, tampoco porque la mayor parte del petróleo mexicano que se exporta a Estados Unidos es crudo Maya, que es muy pesado, y por eso el intento durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador de reducir exportaciones y refinar más petróleo en México. La combinación de esos aranceles con la cancelación de la licencia de Chevron en Venezuela hacen que exista menos disponibilidad de crudo pesado en las refinerías de Estados Unidos que están especializadas ese tipo de mezcla.

-¿Cómo queda toda la agenda ambiental, que en ocasiones ha tenido un peso político en Estados Unidos, como ocurrió con el triunfo del expresidente Joe Biden?

-Hay elementos de esa agenda que se mantienen porque son económicamente rentables, como el caso de la producción de energía solar, la cual no requiere tanto apoyo ni subsidio del Estado, y va a seguir su desarrollo. Pero, claramente, hay una antipatía difícil de entender del presidente Trump sobre todo contra la energía eólica, que claramente va a tener ciertas implicaciones negativas.
Él ha tratado de desmontar parte del gran esquema de subsidio que Biden montó para la energía renovable, pero hay una cosa que hace que eso no vaya a ocurrir porque en buena parte los proyectos de energía renovable, interesantemente, están en distritos electorales y en estados que son republicanos.
A pesar de que los republicanos no fueron los que aprobaron la legislación de Biden, hoy en día hay intereses importantes en esos distritos que hacen que los representantes del Congreso no quieran que haya un cambio y posiblemente tendrán que haber un balance. Sin embargo, hay un cambio en la política energética de Estados Unidos, que comenzó por salirse del acuerdo sobre el cambio climático y que disminuye el énfasis sobre las energías renovables al menos por los próximos cuatro años.

Venezuela en las contradicciones de Trump

-Mencionó el tema de la licencia de Chevron para su operación en Venezuela y habló de lo que podría ser un acercamiento de Estados Unidos con Rusia, ¿podríamos estar en un escenario en que se le levanten las sanciones al crudo ruso y Rusia vuelva a ser suplidor de petróleo o de productos refinados de Estados Unidos, pero paradójicamente a Venezuela se le impondrían más esas sanciones?

-Bueno, sabes que con la administración Trump nadie puede predecir con certeza y cuál es el resultado final de una política. En tu pregunta queda claro que hay además variables que interactúan. Una pregunta que uno debe hacerse es sobre el impacto que tienen sobre Venezuela las sanciones a Rusia o a Irán.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Kenneth Bessent, ha dicho que quiere reducir en 80% las exportaciones de Irán, cosa que parece muy improbable, pero eso contradice a la idea de que quieren menores precios del petróleo.
¿Cómo se compatibilizan todos esos objetivos que tienen en diversos lugares? En el caso de la política venezolana, ha habido un viene y va por las diversas versiones con actores dentro de la administración Trump sobre cuál va a ser el énfasis de la política. Es difícil estar seguro si lo que está ocurriendo es la posición final del gobierno estadounidense o no, porque hay un lobby muy fuerte de las empresas petroleras para que el tema de sanciones no se enfatice.

-Si se llega al 3 de abril con lo que plantea la Licencia General Nº 41 A de la OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro), ¿implica un regreso al esquema de sanciones que hubo hasta noviembre de 2022 cuando se le permitió a Chevron estar en Venezuela, pero solo para cuidar sus activos?

-Hay una gran incertidumbre y, además, todavía no ha sido confirmado si las licencias que son muy similares a las de Chevron, pero que no son públicas como las de Repsol y Maurel & Prom van a ser canceladas y cuál va a ser el periodo que tienen para reducir sus actividades. También se habla de que Chevron no está en este momento haciendo lo que tendría que hacer si pensara que el 3 de abril tiene que entregar todo a PDVSA. Eso me indica a mí que detrás de bambalinas hay claramente negociaciones andando, que no sabemos exactamente en qué van a resultar.

-Previo al mensaje que dio el presidente Trump en su red social y a la decisión de la OFAC, hubo unas declaraciones que apuntaban a un sentido pragmático o económico. Por ejemplo, lo que dijo el enviado especial Richard Grenell antes y después de estar en Caracas. ¿La decisión de la OFAC estuvo marcada por el peso político del secretario de Estado, Marco Rubio, y las implicaciones con América Latina y de los tres representantes republicanos (María Elvira Salazar, ¿Carlos Jiménez y Mario Díaz-Balart)?

-Pareciera que hay dos bandos dentro de la administración Trump en esta materia. Por un lado, el de los pragmáticos y el ‘America First’ (América Primero) que enfatizan un enfoque transaccional, beneficiando los intereses de Estados Unidos y reducen el énfasis en el cambio político en Venezuela, como dijo Richard Grenell. Y, por supuesto, está el tema de migración como prioridad para Estados Unidos. Después tenemos otro grupo, los más tradicionales y que están en el estado de Florida que incluyen al secretario Rubio, pero también a Mauricio Claver-Carone y al jefe del Consejo de Seguridad Nacional, Michael Waltz. Ese balance pareciera que de vez en cuando se va para un lado o se va para el otro y en este caso pareciera que el presidente Trump tuvo que conversar con los representantes del sur de la Florida sobre Venezuela para aprobar la ley de presupuesto en el Congreso.                                                                                                                                                      Creo que hay un tercer bando, que no se mete mucho en el tema de Venezuela, pero que es importante tenerlo en cuenta y es el que encabeza Elon Musk y los tecnócratas del sector tecnológico. Por tanto, es una administración bastante caótica y difícil de predecir y de saber que tan permanente es una política.                                                                                                         Esa situación se combina con el hecho de que Venezuela en realidad no es una prioridad porque hay unos temas muchísimo más relevantes para la agenda del presidente como el del Medio Oriente, Rusia, la relación con China o Europa. Eso hace que Venezuela como que de repente caiga sobre la mesa en ciertos momentos y los resultados a veces sean inesperados.

-¿Es factible que Pdvsa sin Chevron y sin las otras empresas Repsol y Maurel & Prom pueda al menos mantener los niveles de producción?

-El incremento de producción en los años 2023 y 2024 fue por las inversiones que hizo Chevron en Venezuela. La experiencia nos dice que Pdvsa tuvo ciertos problemas manejando algunos de esos proyectos, pero esa producción no desapareció. Sin embargo, hay aspectos que son cruciales y que todavía no sabemos. Por eso la pregunta: ¿Qué tanto va a poder Pdvsa importar diluyentes sin la licencia de Chevron? Es decir, que no tenga que ir a Irán o al mercado negro porque la producción de crudos livianos de Venezuela ha seguido cayendo y tienen una dificultad en obtener los diluyentes para la faja del Orinoco.
Eso viene conectado con el hecho de que Chevron logró poner el mejorador a funcionar, no a plena capacidad, pero bastante más cerca de su nivel óptimo. Está procesando más de 100.000 barriles diarios de crudo Hamaca y por eso también está la pregunta: ¿Eso lo va a poder mantener Pdvsa en el mismo tiempo? De no poderlo mantener, van a tener que volver a hacer más mezcla de crudo y, obviamente, requiere importar diluyentes de Irán, lo que resulta un despropósito económico.
Lo hacen porque no tienen alternativa, pero traer condensados de Irán para volverlos a exportar a la China es sumamente costoso. Tenemos que entender todas las piezas del rompecabezas: qué cosas se van a autorizar, cuáles no y si Estados Unidos hará énfasis en el cumplimiento de sanciones secundarias.
Ellos ahorita empezaron a apretarle las tuercas a Rusia e Irán en el tema de la flota del mercado negro. ¿Cómo eso afecta a Venezuela y si también tiene implicaciones sobre la capacidad de Pdvsa para exportar, obtener un precio mejor o peor y eso a su vez sobre su capacidad de invertir? Pero digamos que la primera predicción es la de una cierta caída por problemas de diluyentes y luego por lo que se estaba invirtiendo.

Precios petroleros a la baja

-En el contexto actual del mercado petrolero se ha visto en los últimos días una disminución en los precios de los crudos de referencia internacional. ¿Qué está ocurriendo?

-Hay una combinación de factores. Creo que está un tema de que China está importando menos petróleo y su demanda no está subiendo como en el pasado. El otro elemento importante y que para mí fue una sorpresa fue que la OPEP decidiera empezar a elevar producción porque venía posponiendo cualquier aumento, aun cuando lo habían dicho comparado con los recortes de los dos años anteriores.
Pensaba que iban a seguir posponiendo eso porque el mercado no parece dar señales para que incremente producción. Por lo que se especula que muchos de los países estaban incumpliendo sus cuotas y, de alguna manera, fue una forma de racionalizar y aceptar esa realidad. Esa combinación y quizás el miedo de que haya menor crecimiento económico en Estados Unidos pareciera que están llevando a esa declinación de precios. En general, los analistas esperaban una cierta declinación este año, por que la demanda iba a crecer menos rápido y la oferta de países como Guyana, Brasil, Estados Unidos y Canadá iba a seguirse incrementando. 

-Con lo que mencionó al inicio sobre el acercamiento entre los gobiernos de Donald Trump y Vladimir Putin, más una cierta presión a Arabia Saudita para que incremente la producción, pareciera entonces que ahora el mecanismo de la OPEC+ podría estar como coordinado por Estados Unidos.

-Eso es fascinante y yo creo que tienes razón. La relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita es compleja y allí hay un tema de seguridad que Estados Unidos implícitamente le provee a Arabia Saudita y a cambio los sauditas a veces cooperan con Estados Unidos. Pero siempre eso fue algo menos explícito y cada presidente de Estados Unidos rara vez aplicó una presión agresiva a los sauditas porque eso también les molesta.
De hecho, parte por lo que los sauditas han tratado de combatir no es sólo la producción de shale de Estados Unidos, sino esa dependencia fue la razón por la que se acercaron a algo que era inimaginable en el pasado, como el hecho de que la la OPEC tenga incluida a Rusia en lo que llama la OPEP+.
Eso también indica que si Estados Unidos va a ponerse a manejar el precio del petróleo con los sauditas y por tanto con la OPEC+ y quizás incluso con los rusos, cuando haga las paces por el tema de Ucrania, si eso es así, podremos esperar que los precios bajen, pero no demasiado porque al presidente Trump tampoco le conviene porque los productores de Estados Unidos no son competitivos y un precio por debajo de los 60 dólares del Brent empieza a dificultar las inversiones en Estados Unidos. Vamos a decirlo así: el presidente Trump quiere una banda de precios del petróleo que curiosamente es lo que siempre ha querido la OPEP.

Puede escuchar la entrevista por el siguiente vínculo https://www.ivoox.com/player_ej_143535665_6_1.html?c1=601416

 

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PUBLICADO: 22 de marzo de 2025
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