El Mundo de la Energía
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Sanciones de Trump contra PDVSA mostraron que EEUU no necesita del petróleo venezolano

La producción petrolera de EEUU durante la era de Trump alcanzó más de 12 millones de barriles diarios antes de la pandemia (Foto Casa Blanca)

En cuatro años del gobierno de Donald Trump, Estados Unidos logró reducir su dependencia del petróleo extranjero. Las importaciones de crudo disminuyeron 36% al bajar de 8,4 millones a 5,4 millones de barriles diarios entre enero de 2016 y agosto de 2020 sin que en esa baja la cuota que dejó Venezuela tenga alguna relevancia o repercusión.
En cambio, durante la era Trump, la producción petrolera estadounidense creció 19,2%: dio un salto de 8,8 millones a 10,5 millones de barriles por día y el aumento se eleva a 37% si se compara con el pico sobre los 12 millones de barriles que se alcanzó a mediados de 2019, volumen que se debió recortar en 2020 debido a los efectos en la contracción de la demanda ocasionados por la pandemia del coronavirus COVID-19.
A lo anterior se agrega que  en los años del trumpismo, las exportaciones de crudo más que se cuadriplicaran al saltar del nivel de 711.000 barriles por día, que se reportó en enero de 2016, a más de 3,2 millones de barriles diarios al cierre del segundo cuatrimestre de 2020.
Un tercio del volumen de crudo que exporta Estados Unidos se envía hacia el continente asiático, principalmente hacia China, Corea del Sur y Taiwan, de los cuales el primero figura como el primer comprador prácticamente desde que Trump asumió el poder, al punto que durante 2020 solamente en mayo se anotó un pico de 1,2 millones de barriles por día.
Pese a todos estos hechos que indican la independencia petrolera, entre 2016 y 2020 las compras de crudo y combustibles de Rusia aumentaron 53% para colocarse sobre los 552.000 barriles por día.
Esta realidad está pesando sobre el equipo del presidente electo Joe Biden en su propuesta de imponer a rajatabla su promesa de la transición energética y de regresar a las políticas para frenar el cambio climático que dominaron la agenda de la administración de Barack Obama.
Ha surgido la interrogante si la fuerza de los hechos –y los números- puede hacer que Biden se convierta en un presidente pro petrolero al estilo de Trump. La mayoría lo niega pero se conceden el beneficio de la duda y se inclinan más a pensar que al final se impondrá una moderación en la política energética.
“La administración Biden puede obligar al sector del petróleo y el gas a cumplir con las demandas cada vez más conscientes de los inversores y al mismo tiempo adaptarse y sobrevivir más tiempo en un mundo consciente de las emisiones de carbono”, señala la publicación Energy & Environment. “Si bien los moderados en el sector del petróleo y el gas están presionando a la administración Biden para que haga más compromisos con la industria petrolera, hay grupos que defienden políticas federales más progresistas para cumplir las promesas de campaña en torno al clima”, añade la nota de E&E.

Un mercado que se perdió

Petróleos de Venezuela (PDVSA) llegó a exportar hacia Estados Unidos un volumen por el orden de 634.000 barriles diarios en enero de 2019, un mes antes de que entraran en vigencia las sanciones comerciales que impuso la administración Trump y la mayor parte de los clientes que tenía la empresa venezolana encontraron en la producción doméstica norteamericana la forma de reemplazo.
Citgo, la filial de PDVSA en Estados Unidos, no fue la excepción en encontrar la alternativa del crudo extraído localmente, aunque también le dio prioridad a contratos para adquirir crudo colombiano, al punto que 25% del volumen de exportación de este país sudamericano hacia territorio estadounidense fue solo para esta compañía que está bajo el control de la oposición venezolana. 

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PUBLICADO: 28 de noviembre de 2020
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